Érase una vez un pequeño ángel


Érase una vez un pequeño ángel que vivía en el cielo. Él sabía que era Dios, sabía que era la luz y sabía que lo único que existía era el Amor. Un día estaba caminando por el cielo y escuchó otros angelitos hablando sobre el dolor y el miedo. Les preguntó: "¿Qué es eso llamado dolor? Nadie podría hacerme daño pues yo soy Dios, yo soy la luz. Y ¿qué es eso llamado miedo? ¿A qué podría yo temerle si lo único que existe es el Amor?".

Los otros angelitos le dijeron: "Sí, sí, lo sabemos, lo sabemos... es un juego". El angelito exclamó dando brincos de emoción: "¿Un Juego? ¡Me encantan los juegos! Quiero jugar, quiero jugar".


Los otros ángeles respondieron: "Espera un minuto, no es tan fácil. Primero, tienes que bajar a la Tierra y tienes que encontrar a alguien que quiera jugar contigo, alguien que quiera herirte y asustarte profundamente". 


El angelito dijo: "¡Uy, qué maravilla! ¿Quién quiere jugar conmigo y herirme intensamente y asustarme mucho? ¿Quién me ama tanto?". 


Un angelito se acercó y dijo: "Yo juego contigo". Y el pequeño ángel preguntó '¿De veras? ¿Prometes herirme mucho y asustarme mucho? ¿Tanto me amas?" El ángel le contestó: "Sí, te lo prometo, pero tú también tienes que prometerme algo, prometerme que te vas acordar de que esto es sólo un juego".



¿Recuerdas esta conversación? ¿No? ¡Pero tú lo prometiste! ¡Es sólo un juego!


Nadé en contra de la corriente, La furia de los mares me revolcó, En mi último intento por respirar, Un delfín plateado se me acercó Diciendo: "Déjalo ir, déjalo fluir. Las corrientes de la vida pueden ser lentas, Pero nos guían hacia la luz, Sólo el amor a la vista Déjalo ir".

ishayas