DEL YO AL UNIVERSO
Un viaje a través del Amor
Esta es la historia de cómo El Espíritu baja a la Tierra para encontrarse con su amada Materia. Y de cómo la Materia, sueña y busca con ascender hacia el cielo para encontrarse con su amado Espíritu.
Tanto se necesitan el uno al otro que para ser realmente completos buscan fundirse en un permanente abrazo.
Los dos caminos de la Evolución Como si quisieran fundirse el uno en el otro, los dos Amantes Eternos: la Materia y el Espíritu buscan estar siempre juntos aunque nosotros a veces queramos separarlos.
Tanto se necesitan el uno al otro que para ser realmente completos buscan fundirse en un permanente abrazo.
Esta es la historia de cómo El Espíritu baja a la Tierra para encontrarse con su amada Materia Y de cómo la Materia, sueña y busca con ascender hacia el cielo para encontrarse con su amado Espíritu.
DEL CAMINO QUE SUBE. Cuando la Materia se eleva hacia el Espíritu. Por el Camino que Sube, todo lo que está abajo aspira a elevarse hacia el cielo. Nosotros, humanos de nacimiento, estamos hechos de materia tan efímera como mortal pero que sueña con ser inmortal. Así, todos los seres vivos desean reproducirse y que su materia, sus genes pervivan mediante generaciones y generaciones. Esto se vive mediante la fuerza del sexo que mediante el deseo que nos imprime de reproducirnos, amar y gozar -solo puro deseo en principio- hace que vayamos al encuentro del otro para satisfacer estas necesidades básicas y sobre todo, sentirnos más completos, más poderosos. Si el encuentro es positivo nos puede aportar mucha energía y satisfacción; entonces la fuerza de la materia podrá seguir subiendo hacia arriba, nos sentiremos agradecidos y llegará al corazón. Entonces el deseo que en un principio era puramente sexual se enriquecerá con el cariño, la ternura, el afecto, la solidaridad y las manifestaciones más hermosas del amor.
La Materia, nuestra materia, nuestro deseo, habrá subido un peldaño más en la escalera que la lleva al cielo y la fuerza sexual se transforma entonces en el Poder del Amor conmocionando nuestro corazón. Porque sólo entonces, cuando la fuerza sexual llega al corazón, es cuando somos capaces de amar y no simplemente desear.
Este deseo de amar, de estar juntos, de pertenecer a la otra persona y sentir que ella es también parte nuestra y nosotros de ella, nos enriquece en parte pero también puede limitarnos si la pareja se aisla del universo, porque la energía no podrá seguir subiendo hacia arriba y se estancarán viviendo situaciones de poseerse mutuamente pero nada más. Si, por el contrario, el amor del que disfrutamos nos hace amar juntos más a la Vida y comprendemos que nuestro amante simplemente nos ha guiado y ayudadado -y viceversa- en el camino de ser cada uno más completos como personas, es cuando la energía pasa del corazón a la conciencia y la pareja puede fusionarse junta - y también por separado- en el gozo sublime de sentirse parte de la Totalidad.
Entonces es cuando nuestra Materia ha alcanzado el Cielo del Espíritu, habiéndose transformado primero en deseo, luego en sentimiento, después en amor, más tarde en conciencia y al final en la sabiduría; sólo entonces podemos experimentar esa sublime gracia, ese éxtasis, ese gozo de SABER QUE SOMOS PARTE DE UN TODO MAYOR QUE TAMBIÉN VIVE EN NOSOTROS.
Entonces, nuestra Materia nos ha llevado al Cielo del Espíritu y hemos pasado del Yo al Universo. Ahora quiero hablaros del otro viaje, del Camino que Baja. Cuando el Espíritu desciende a la Materia. El Camino que Baja. Al igual que hay un Camino que sube existe también uno que baja, cuando el Espíritu quiere manifestarse en la Materia, cuando quiere reunirse con ella en un mágico abrazo.
Entender el concepto de energía espiritual es algo difícil pero nos podemos imaginar al universo entero, a la Totalidad como una gran hoguera. Cada una de las llamas forma parte del fuego y a su vez, todas las llamas juntas dan identidad a la hoguera.
Imaginaros que una solo de esas millones y millones de llamas salta del fuego y prende en otro sitio para comenzar una nueva hoguera que en principio será infinitamente más pequeña, microcósmica. Así, nace la magia de la vida, cuando el Espíritu encarna en la Materia. Por el Camino que Baja el Espíritu se manifiesta en nuestra mente en pensamientos positivos y una inteligencia permeable e inspirada por la Mente Universal.
Nos empuja a buscar la Sabiduría y la Trascendencia; nos da grandes ideas, inspiraciones, intuición y la certeza de sentirnos parte de la Vida Universal. Cuando sigue descendiendo llega al corazón y se manifiesta en deseo de amar, de proteger, de entregarse a los demás.
Es una plenitud que desborda, un júbilo, un sentimento místico de amar a todo lo vivo, más allá de su sexo y condición. No es solamente amor, es también solidaridad y compasión.
Si sigue bajando y llega al Tan Tien, el centro donde almacenamos la energía, se manifiesta en una gran fuerza que nos empuja a obrar creativamente, a ser utiles para la sociedad.
Y cuando ilumina el chakra sexual convierte nuestra energía erótica en el arte de las sutilezas y las mil caricias, en la fuerza que nos conecta con la Tierra y la capacidad de asegurar nuestra supervivencia. También en el deseo de reproducirnos y hacer inmortal nuestra materia. Entonces el Espíritu ilumina completamente la Materia y cumplimos con gozo y plenitud nuestras metas en la vida.
Escrito por: Francisco Pedro Torres Perales