5 lecciones que aprendes cuando te deshaces de lo innecesario en tu vida
Un profesor de Filosofía quería dar a sus alumnos una lección para la vida. Aquel día, llegó al aula y, sin decir palabra, tomó un frasco grande y vacío y lo llenó con pelotas de golf.
Luego se dirigió a los estudiantes y les preguntó si el frasco estaba lleno. Los estudiantes dijeron que sí.
Entonces el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar a los alumnos si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir que sí.
Luego el profesor tomó una caja con arena y la vació dentro del frasco. Por supuesto, la arena llenó todos los espacios vacíos, así que el profesor pregunto nuevamente si el frasco estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un ‘sí’ unánime.
Sin embargo, el profesor vertió dos tazas de café dentro del frasco, el cual llenó los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes rieron.
Entonces el profesor les dijo:
- Este frasco representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes, como la familia, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto, seguirían llenando nuestra vida.
Las canicas son otras cosas importantes, como el trabajo, la casa, el coche…
La arena y el café son todo lo demás, las pequeñas cosas.
Si llenamos de arena todo el frasco, no habría espacio para las canicas ni para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con la vida. Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos tiempo ni espacio para las cosas realmente importantes.
En ese momento, uno de los estudiantes levantó la mano y preguntó que representaba el café.
El profesor sonrió y dijo:
- Solo es para demostrar que no importa cuan ocupada pueda parecer tu vida, siempre hay lugar para compartir un café con una persona especial.
Si no te deshaces de lo innecesario, no habrá espacio para lo imprescindible
La sociedad nos ha hecho pensar que más es mejor. Nos ha hecho creer que la única medida del progreso es tener siempre más. Sin embargo, la mayoría de las veces no es así. Más suele significar más caos, más apegos, más miedo a la pérdida, más preocupaciones. Por eso, uno de los aprendizajes más valiosos de la vida es aprender a soltar, dejar ir, deshacerte de todo aquello que no necesitas. La sociedad te ha enseñado a acumular, desde posesiones hasta sentimientos negativos, la auténtica madurez llega cuando aprendes a soltar.
Y cuando logras deshacerte de todo aquello que no necesitas, habrás aprendido algunas lecciones:
Y cuando logras deshacerte de todo aquello que no necesitas, habrás aprendido algunas lecciones:
1. Disfrutas de verdad de lo que tienes
Tener más no significa tener más opciones. ¿Cuántas cosas de las que has comprado están en el fondo de un armario, olvidadas y prácticamente nuevas? Deshacerte de los libros que nunca vas a leer, de la ropa que ya no usas, los objetos viejos que ya no tienen ningún valor y aquellos que solo están ocupando espacio, es extremadamente liberador.
A medida que liberas espacio en tu casa, descongestionas tu mente. Luego descubrirás que comienzas a disfrutar más intensamente lo que tienes, porque es algo que verdaderamente has elegido, no algo que has comprado porque la sociedad te lo ha vendido.
A medida que liberas espacio en tu casa, descongestionas tu mente. Luego descubrirás que comienzas a disfrutar más intensamente lo que tienes, porque es algo que verdaderamente has elegido, no algo que has comprado porque la sociedad te lo ha vendido.
2. Comprendes que tú no eres tus cosas
Demasiado a menudo nos identificamos con nuestras posesiones. Eckhart Tolle explicó que uno de los niveles más básicos del ego es la identificación con las cosas: mi juguete más adelante se convertirá en mi coche, mi casa, mi ropa, mi móvil... La publicidad intenta vendernos cosas convenciéndonos de que añadirán algo a la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a cómo nos ven los demás. Los objetos dejan de ser simples objetos para convertirse en "realzadores de la identidad". Pero intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no funciona, solo te sume en el consumismo desmedido.
Por eso, cuando te deshaces de muchas de las cosas que has estado acumulando a lo largo del tiempo, te das cuenta de que esos objetos no eres tú, los has utilizado, pero no forman parte de ti y quizá ni siquiera reflejan lo que eres. Esos objetos no te dan ni te restan valor como persona. Entonces comienza la verdadera búsqueda de tu identidad.
3. Te lo piensas dos veces antes de comprar algo
Una vez que te deshaces de todo lo innecesario, te conviertes en un consumidor más consciente. En la tienda, cuando veas un producto, en vez de comprarlo casi automáticamente, comenzarás a preguntarte si realmente lo necesitas o si puede aportarte algo útil. De esta forma te desharás del influjo de la publicidad y te sentirás mucho más libre.
Cuando tu ego ya no se identifica con las cosas, dejas de obsesionarte con ellas, por lo que comienzas a relacionarte de una manera diferente con el mundo de las compras. En ese momento ocurre un "milagro" porque te liberas de la necesidad de trabajar cada vez más para comprar cosas que no necesitas para ser feliz. Eso le resta mucha tensión a tu vida.
Cuando tu ego ya no se identifica con las cosas, dejas de obsesionarte con ellas, por lo que comienzas a relacionarte de una manera diferente con el mundo de las compras. En ese momento ocurre un "milagro" porque te liberas de la necesidad de trabajar cada vez más para comprar cosas que no necesitas para ser feliz. Eso le resta mucha tensión a tu vida.
4. Empiezas a vivir en el presente
Es probable que muchas de las cosas que acumulas se deben a un miedo al futuro y un apego excesivo al pasado. De seguro en tu casa guardas cosas que ya no usas o que incluso están rotas solo porque te recuerdan algo y te da pena deshacerte de ellas. Otras las guardas “por si acaso”, por si las necesitas mañana.
En la base de ese apego a las cosas también se encuentra una suposición inconsciente: creemos que poseer objetos sólidos y aparentemente permanentes le conferirá a nuestro ego y a nuestra vida una mayor solidez, seguridad y permanencia. Buscamos en los objetos una fuente de seguridad, es por eso que con la cercanía de la muerte, el concepto de propiedad pierde su sentido. Lo interesante es que cuando te das cuenta de eso y te deshaces de todos esos objetos, comienzas a valorar más el presente, las experiencias que estás construyendo ahora mismo. Al asumir la pérdida del pasado y la incertidumbre del futuro, empiezas a vivir conscientemente.
En la base de ese apego a las cosas también se encuentra una suposición inconsciente: creemos que poseer objetos sólidos y aparentemente permanentes le conferirá a nuestro ego y a nuestra vida una mayor solidez, seguridad y permanencia. Buscamos en los objetos una fuente de seguridad, es por eso que con la cercanía de la muerte, el concepto de propiedad pierde su sentido. Lo interesante es que cuando te das cuenta de eso y te deshaces de todos esos objetos, comienzas a valorar más el presente, las experiencias que estás construyendo ahora mismo. Al asumir la pérdida del pasado y la incertidumbre del futuro, empiezas a vivir conscientemente.
5. Te sientes sumamente agradecido
Epicuro dijo: "No eches a perder lo que tienes deseando lo que no tienes. Recuerda que lo que tienes ahora fue una vez algo que solo deseabas". Es normal que sientas cierto “dolor” cuando intentas desprenderte de algunas cosas. Ese dolor es el apego. Sin embargo, cuando te deshaces de todo lo que no necesitas y descubres que te sientes más feliz que antes, más libre y más satisfecho, experimentas una enorme sensación de gratitud. En ese momento valoras más lo que tienes y descubres que no necesitas tantas cosas para ser feliz.
Fuente: http://www.rinconpsicologia.com/2017/06/deshacerse-de-lo-innecesario.html